Hay que decirlo, conocí a Christy Petropoulou una noche en que la casa del poeta Porfirio García albergaba a un buen número de seres con interés de comunicarnos. Poetas, músicos, artistas plásticos tenían (y siguen teniendo) cabida en ese lugar de arte y expansión del espíritu. Christy Petropoulou, de origen griego, ciudadana del mundo es un ser inolvidable en la conciencia de nuestro grupo, un personaje en sí mismo por su gusto de andar de aquí para allá con la curiosidad de una niña. Esta historia deberá continuarse con los aportes de las diversas plumas que la conocieron y trataron. Hoy, hagamosun homenaje a Christy en aras de recordar esas noches de cerveza, música y poesía en donde el mundo no encontraba fronteras.
un juego mal nombrado
entre cazuelas rotas y palabras graves,
en plena ebullición de la palabra:
andantes en la ruta donde
no puede andarse más que solo.
sin embargo, piedra es la piedra.
y se hizo el sonido dentro mío
cuando en ti misma ya se hacía el cansancio.
mujer doscientos pétalos alados,
masa de muerte arando en el desierto,
calor que me domina y que me embruja
lámpara de oscuro amor y piedra lumbre.
tu nombre es la mujer que desde lejos
se mira como al aire en la memoria.
roca de sal, grito de auxilio del conforme
martirio del que alcanza sin saberlo,
costilla de mi cuerpo, alba en mi día
llamado miércoles.
en esta mi ciudad
seas bienvenida.
Un par de obras de su autoría y un poema de un servidor para recordarla como ella se merece.
miércoles
un juego mal nombrado
entre cazuelas rotas y palabras graves,
en plena ebullición de la palabra:
andantes en la ruta donde
no puede andarse más que solo.
sin embargo, piedra es la piedra.
y se hizo el sonido dentro mío
cuando en ti misma ya se hacía el cansancio.
mujer doscientos pétalos alados,
masa de muerte arando en el desierto,
calor que me domina y que me embruja
lámpara de oscuro amor y piedra lumbre.
tu nombre es la mujer que desde lejos
se mira como al aire en la memoria.
roca de sal, grito de auxilio del conforme
martirio del que alcanza sin saberlo,
costilla de mi cuerpo, alba en mi día
llamado miércoles.
en esta mi ciudad
seas bienvenida.
Ricardo Medrano Torres