lunes, junio 06, 2011

La pena de Socorro

Ricardo Medrano Torres

Qué pena la de Socorro:
tener un hijo bizco
y envejecer al lado del hombre
que la golpeó una tarde de viernes
en la glorieta del cine.

Pena porque sus generosas nalgas
se marchitan con apenas
sesenta años de existencia.

Su marido lava el auto los domingos
Fastidiosamente.
Tal vez recuerda el generoso culo
de su mujer en una habitación
del hotel de la glorieta
en manos de un joven tablajero del barrio.

Qué pena la de ambos:
vivir juntos por siempre
y tener un hijo bizco.

Ella no mentía

Ricardo Medrano Torres

Ella no mentía ni fumaba yerba.
Era menuda, casi escuálida;
“tiene cuerpo de perra”
—decían sus amigos.

Bien pudo llamarse Penélope
o Patricia o Hildegunda,
pero prefería no tener nombre.

Dijo que la palabra “Amor” tenía dos sílabas
tan insignificantes como pecado
o suciedad de perro.

Ayer la arrolló un vehículo,
su cráneo se vació
en un solo estallido,
fue el big-bang de la muerte.

Sus amigos seguro la extrañarán
porque no mentía ni fumaba yerba,
aunque “tenía cuerpo de perra”.



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